Clarín: es muy simple

Clarín, es muy simple: TIENE que haber una cantidad límite de licencias de medios audiovisuales que puede poseer un único dueño porque:

  • El espectro no es infinito.
  • Los clientes no son infinitos.
  • Las producciones de contenido audiovisual son tan plurales como lo es –obviamente, y aunque suene redundante– la cultura.

Está claro que un solo dueño que se establezca como juez de lo que desea el consumidor elegiría sólo algunas de ellas. Primero, porque puede definir precio, mensaje, calidad, contenido, orientación y, simplemente, porque puede tener los caprichos que QUIERA. Con un solo dueño de medios que compra, si el generador de contenidos no está de acuerdo con las condiciones, NO TENDRÁ A QUIEN VENDERLE SU OBRA.

Probablemente se producirían muchas menos. De hecho, es una situación que ya existió en Argentina.

Por razones meramente matemáticas un dueño que ya tiene muchos medios obtiene más dinero del mercado de consumo de medios, puede influirlo como quiere y puede -sin duda- comprar más, y más medios, sin cesar, hasta tenerlos todos.

A menos que haya un límite demarcado por la ley.

Tener todo el mercado audiovisual no sólo es monopólico: es permitir la existencia de una sola voz.
En muchos lugares a esto se le llama TOTALITARISMO.

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