Ituzaingó a nuestros ojos

Nuestra economía lleva 15 trimestres (37 meses consecutivos) de crecimiento.

El PBI acumula un crecimiento, desde el punto mínimo de la depresión, del 36 por ciento (hecho inédito en los últimos 100 años de la historia económica de nuestro país)

El crecimiento de la actividad económica durante 2005 fue del 9,2 por ciento, una de las tasas de crecimiento más elevadas del mundo.

El PIB ya ha superado en más de un 7 por ciento los máximos correspondientes del período de la precrisis.

El ingreso per cápita, luego de una contracción superior al 23,2 por ciento desde el inicio de la recesión, se ha recuperado a los niveles previos con un crecimiento promedio del producto por habitante de casi un 7,3 por ciento anual (hay que remontarse hasta las primeras décadas del siglo pasado para encontrar un desempeño semejante).

La participación a precios corrientes en estos sectores en el PIB pasó del 23,5 por ciento del 2001 al 36 por ciento en el 2005.

El sector industrial lideró la recuperación al mostrar un crecimiento superior al 50 por ciento y una contribución al aumento del PIB de casi un cuarto del total desde el fin de la crisis.

Durante la última campaña agrícola se alcanzaron niveles récords de cosechas: 84 millones de toneladas.

Los rubros de transporte y comunicaciones y la actividad del comercio experimentaron cada uno de ellos un aumento de más del 40 por ciento desde lo peor de la crisis.

Desde principios de 2004 el crédito al sector privado comenzó a recuperarse y hoy estos préstamos mantienen una tasa de aumento cercana al 30 por ciento anual. El fuerte crecimiento del empleo, la recuperación de los salarios reales, la mayor confianza de los consumidores y la reaparición del crédito redundaron en una significativa alza del consumo que creció un 30 por ciento desde el fin de la crisis.

Recuperación de un 150 por ciento en la formación de capitales, que ya se ubica en los niveles máximos de 1998.

La tasa de inversión en términos del PIB pasó del 11 por ciento, un porcentaje que no alcanza siquiera para reponer el capital que se amortiza anualmente, a más del 21 por ciento al tercer trimestre del 2005.

El superávit primario consolidado de 2004 y 2005 registró niveles inéditos superiores en promedio al 4,8 del PIB, un valor que constituye otro récord histórico.

Exitosa culminación del proceso de reestructuración de deuda soberana en cesación de pago, con el inédito ahorro de 67.000 millones de dólares, permitió comenzar a restablecer la solvencia de largo plazo de las finanzas públicas.

La relación deuda-PIB alcanzó en julio de 2005 el 64 por ciento y si se neteasen las reservas sólo el 42 por ciento.

El stock de deuda bruta pasó a representar de 5, 4 veces las exportaciones a sólo 3,5 veces. También se ha reducido la vulnerabilidad por descalce de monedas, al crecer la deuda denominada en pesos de un 3 por ciento al 47 por ciento del total.

La histórica decisión de cancelar en forma anticipada y completa los pasivos por alrededor de 10.000 millones de dólares por el Fondo Monetario Internacional después de casi 50 años de dependencia financiera con este organismo implicó una reducción de alrededor de 5 puntos del PIB adicionales sobre la deuda bruta consolidada.

Notable expansión de las exportaciones, que ya alcanzan los 40.000 millones de dólares anuales. No se incluye aquí lo que se obtiene en divisas por turismo que viene al país, algo que todos los países del mundo sí incluyen, con lo cual nuestras exportaciones estarían ya por arriba de esos 40.000 millones de dólares.

Argentina vende cada vez más productos de alto valor agregado, las exportaciones industriales son hoy en volumen un 60 por ciento superiores a las del promedio de la convertibilidad.

Durante el año que pasó las cantidades exportadas de manufacturas de origen agropecuario e industrial crecieron un 15 por ciento.

Creció la diversificación de nuestras exportaciones. En promedio durante la convertibilidad vendíamos a 160 países, hoy Argentina vende en más de 200 plazas en el exterior y en cuanto a las exportaciones industriales la cantidad de destinos pasó de 130 a 180.

Las importaciones de bienes de consumo, que representaban casi un 20 por ciento durante la convertibilidad, hoy solamente representan un 10 por ciento de nuestras compras.

Las compras se concentran en bienes de capital e insumos para la producción, que crecieron desde el fin de la crisis en un 70 y 50 por ciento respectivamente.

La balanza comercial registró durante los últimos 3 años un superávit promedio anual de alrededor de los 13.000 millones de dólares.

La fuga de capitales se revirtió, y desde el 2004 se observan entradas netas de fondos del exterior.

Importantísima acumulación de reservas, que de un mínimo de 8.250 crecieron hasta 28.000 millones de dólares.

Apreciable mejora en la situación de los trabajadores; la tasa de desocupación pasó del 23,3 en mayo de 2002 a un 10,7 en el tercer trimestre de 2005 y a 10,1 en el cuarto trimestre del 2005.

La economía creó 2.800.000 empleos genuinos desde el comienzo de la recuperación. Más de 1.700.000 argentinos dejaran de ser desempleados y 1.100.000 trabajadores adicionales se incorporaron al mercado del trabajo.

Al final de 2005 la cantidad de desempleados era la mitad de los que se contaban a principios de 2003.

Durante el 2005 se crearon casi 300.000 puestos de trabajo genuinos; de cada 100 nuevos asalariados, 92 son asalariados registrados que cuentan con aportes jubilatorios y protección social. En la década anterior la relación era de cada 100 sólo 60.

El empleo formal del sector privado creció en el último año a una tasa de 9,7. La más alta de la última década.

Se crearon en ese período 60 mil empresas que ocupan en conjunto 200.000 trabajadores.

Durante 2005 el salario mínimo se elevó de 450 pesos a 630, lo que representa un aumento del 40 por ciento, bien por encima de la inflación.

El haber jubilatorio mínimo pasó de 308 a 390, lo que implica un aumento del 27 por ciento, y para los mayores de 65 años el haber tuvo un aumento adicional de 30 pesos, lo que implica un aumento total del 36 por ciento.
# El poder adquisitivo de los asalariados registrados creció un 28 por ciento de su punto mínimo, setiembre del 2002, y un 12 por ciento en este último año.

En el 2005 se homologaron 568 acuerdos y convenios colectivos, es decir un 63 por ciento más que los 348 del 2004, un 83 por ciento de esas negociaciones estipularon aumentos salariales.

De un pico de pobreza del 57,5 por ciento y de indigencia del 27,5 por ciento de la población se pasó a una tasa de pobreza del 34 por ciento y a una indigencia del 12,5 por ciento respectivamente. Lo que significa que alrededor de 6 millones de personas lograron dejar la pobreza y 4 millones y medio de argentinos abandonaron su condición de indigentes.

Recomiendo leer el discurso completo del Presidente, con un amplio panorama de los resultados de su política de los últimos años de defensa de los intereses del país y de los habitantes en su mayoría, en el que se pueden encontrar todavía más números contundentes sobre la nueva realidad argentina. Si hablamos de argentinos, de verdaderos argentinos, estos números deben ponernos orgullosos a todos, no solamente a los que lo seguimos a él políticamente.